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Ya es primavera! En el corte inglés y fuera de él…

Quien no tiene un nombre no existe. Todos somos una etiqueta en un mundo plagado de significados. Y de nosotros dependerá darle un significado u otro a nuestra etiqueta.

Las marcas son eso, etiquetas a las que hay que darle un significado. Es ilógico pensar que una identificación o etiqueta no es importante en la decisión de compra de nuestros clientes, ya que, como cliente necesitamos de dicha identificación para adquirir el producto. Y con ello definiremos el “concepto” de lo que hemos adquirido. Con una palabra nos bastará para decir muchas cosas.

Es por esto que cuando decimos “Mercedes” no hablamos de mobiliario, ni de alimentación, hablamos de coches, no muy baratos, con prestaciones avanzadas y que da al que conduce comodidad y seguridad, sobretodo seguridad.

El cliente final necesitará de ese significado para comprar algún producto que lleve tu etiqueta. Recibirá en su mente lo que “contiene” tu marca. Esta va cargada de contenido y el mayor contenido es invisible a los ojos del consumidor. Todo está en la mente.

Necesitamos dar sentido a nuestra marca, sin él nuestra marca perderá valor en el mercado. La competencia hace que el consumidor valore hoy en día el producto en su  conjunto. Tantas marcas, en un mismo nicho de mercado, produce que se reconozcan aspectos que van más allá de la satisfacción o utilidad del propio producto.

Perderemos fuerza en el mercado o la ganaremos, todo dependerá de la capacidad que tengamos de transmitir los verdaderos valores de la marca que representamos.