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2 marzo, 2012
Marketing , Opinión
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El martes por la tarde me acerqué al centro cultural Bancaja para escuchar una conferencia que trataba del neuromarketing. Eramos unas 50 personas, muchos de nosotros jóvenes, algunos emprendedores, otros solamente oyentes.

Muchos aún no saben lo que significa realmente el neuromarketing, pero descifrando la palabra se pueden dar cuenta de lo que más o menos conlleva.
El neuromarketing es el estudio o análisis de todos los procesos mentales que tiene el consumidor en toda la compra, desde que percibe un anuncio hasta que lo adquiere. Se analizan todos los movimientos que se producen en el cerebro de este para darle lo que realmente necesita o siente que necesita.

Todos estamos de acuerdo de que el cerebro se divide en dos partes, el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo, en el derecho se recoje la parte má intuitiva, creativa, imaginativa, emocional, y en el izquierdo la parte más lógica, deductiva y racional.
Pues ante esto, un consumidor necesita de ambas dos a la hora de consumir algo. Por lo cual, todos tenemos la capacidad para razonar si un producto puede ser bueno para nosotros o no, por su precio o por la necesidad, y al mismo tiempo influye si nos hemos dejado llevar por una emoción o no.

Lo que martes tarde me quedó claro es que estamos muy verdes en el neuromarketing, y me incluyo. Por qué? Pues porque partimos de una base muy líquida por el momento como es el cerebro. No dudo cuando afirmo que esta es la época definitiva donde sabremos mucho más de nosotros mismos, donde valoraremos realmente lo que somos y cómo somos, lo que sentimos o no, porque aún no sabemos casi nada gracias a que el estudio del cerebro está en fase de arranque.

Aunque nos hemos basado toda nuestra historia en analizar nuestras respuestas más racionales mediante pruebas lógicas o mediante, mismamente, nuestro CI (coeficiente intelectual), detrás de todo esto, existe nuestra parte más humana que son las emociones y la «razón» por lo que muchas veces actuamos antes de razonar. Es como si hubiéramos empezado la casa por el tejado sin haber caído en la cuenta de que la razón es inútil sin la emoción.

Y lo mismo pasa con el marketing. Ahora, con el neuromarketing estamos empezando a ver ese mundo que nos sale de lo más profundo. Pero sinceramente, creo que aún queda mucho por estudiar y aprender.
No sé si fué por la audiencia tan poco especializada como la que había ayer que me sentí un poco en fuera de juego o tal vez en un paso más. Las preguntas que se hicieron o el debate que se formó trató de analizar un anuncio (campofrio) por su transmisión de emociones, algo que viene siendo muy común en grandes empresas que quieren hacer imagen de marca porque vender precio o caracteristicas ya lo hicieron en su día. No sé si me explico, pero me dió la impresión que se trató de juzgar un anuncio en lugar de juzgar el nuevo mundo que nos trae el neuromarketing.
A lo mejor preguntas como; ¿El exceso de emociones en anuncios de TV podrían ser positivas o perjudiciales a la larga? ¿Pueden los anuncios hacerte sentir tantas emociones juntas que dejaremos algún día de sentir? Podrían habernos hecho pensar un en un paso más allá.
Me dió la sensación de poca especialización en la audiencia, pero aún así me quedé hasta el final, si me hubiera ido tal vez no me habría dado cuenta de todo esto y de cómo la gente está tan verde en este campo.

Victor Almonacid
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Creador y CEO de Drealm Marketing ONline
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