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Soy un friki. Me estoy aficionando al juego apalabrados. Siempre que tengo un rato cojo mi ipad, le doy a la aplicación e intento dar rienda suelta a la imaginación con palabras de lo más extrañas.
Pero dejando de lado mis aficiones, lo que quería contar y reafirmando otros post donde he dado fuerza a una red social que nació como «rara», es comentar algo que me pasó anoche.
Todo empezó cuando ayer al llegar a casa, no sé porque razón, no funcionaba la aplicación. Ni en el móvil ni en el ipad. Esperé y esperé, y nada, o había forma de dar vida a la adicción.
Mi mente desde el primer momento me dijo: «Y porqué no vas a Twitter?» Y yo le contesté: «Allá que voy!». Me lancé enseguida. Abrí mi Twitter personal, le di a Buscar y puse Apalabrados. En menos de un segundo tenía a montones de usuarios quejándose del juego ya que llevaba toda la tarde noche caído. Montones de usuarios frikis como yo esperando que alguien les dijera algo que saciara su adicción.
Leyendo varios Tweets llegué a la conclusión que mi mente necesitaba: «No es tu programa, no eres tú, es el servicio». Con lo que la espera hasta que el sistema se reestableciera se haría más tranquila y podía dedicarme a otras cosas hasta que todo volviera a ser «normal». 😉
Gracias a mi mente, en unos segundos, descubrí dos cosas. Primero, Apalabrados estaba caído, los servidores habían dejado de funcionar. Segundo, Twitter se convierte día a día, con su rendimiento, en la mejor plataforma para informarme del ahora, cosa que deja a los medios de comunicación en un segundo plano, ya que volvería a consultar Twitter para cualquier otra duda (más a nivel global).
Ahora mi pregunta es: ¿11888? Para qué? 😉
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